Los hombres odian ser mentalmente fuertes y físicamente débiles. El hecho de que debamos destruir este planeta a la vez que a nosotros mismos no nos llena de alegría. En cambio admiramos a los atletas y a las personas que ejercen la violencia física, y odiamos a los intelectuales.
Un puñado de gilipollas lanzan un cohete a la puñetera luna, y ¿a quién mandan? A un tipo rubio llamado Armstrong, incapaz de decir lo que debía al alunizar.
Es una extraña maldición, cuando uno se pone a pensarlo. Estamos hechos para el pensamiento y la civilización más que cualquier otro bicho viviente que conozcamos.
Y en el fondo sólo queremos ser asesinos.
Josh Bazell - Burlando la parca
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